Los trastornos del sueño constituyen un grupo muy numeroso y heterogéneo de procesos. Hay muchísimas enfermedades que cursan con algún trastorno del sueño como uno más de sus síntomas. De hecho, es difícil encontrar alguna enfermedad que no altere en nada el sueño nocturno o la tendencia a dormir durante el día.
Entre los trastornos del sueño, se puede encontrar: insomnios, hipersomnias, alteración del ritmo sueño-vigilia, apnea del sueño, narcolepsia y cataplejía, “otros trastornos” del sueño, como el síndrome de Kleine-Levin, y trastornos del sueño no especificados, el insomnio, hipersomnia, alteraciones del ritmo sueño-vigilia, sonambulismo, terrores nocturnos, pesadillas y las alteraciones del sueño emocionales.
La investigación sobre el impacto del cannabis en el sueño comenzó en la década de 1970 e incluyó una serie de estudios que examinaban el sueño basado en la polisomnografía (PSG). Los resultados fueron variados, algunos trabajos mostraban una disminución de la latencia de inicio del sueño y la vigilia tras el inicio del sueño, mientras que otros trabajos no replicaron estos hallazgos, sino que observaron un aumento del sueño de ondas lentas y una disminución del sueño REM.
Otros trabajos de esta época también sugirieron que el cannabis puede tener un beneficio a corto plazo sobre el sueño, particularmente en reducir la latencia del inicio del sueño; sin embargo, el consumo crónico de cannabis podría estar asociado con la habituación al sueño a las propiedades de inducción del sueño y de mejora del sueño de ondas lentas. En conclusión, los endocannabinoides desempeñan un papel destacado en el sueño y en la neurofisiología del sueño ya que son capaces de alterar los circuitos de sueño y vigilia.